Quien no vió Sevilla, no vió maravilla.

Nacido en el macareno Hospital de las Cinco Llagas, criado en el Barrio del Tiro de Línea y vecino del Cerro del Águila; fiel amante de Sevilla y sus tradiciones. "Cofrade" por vocación, "Feriante" por adicción, "Rociero" por devoción y "Bético" por convicción.

sábado, 10 de noviembre de 2012

NO8DO - Mística y leyenda.


El pasado miércoles, fuí testigo de excepción, de una de las experiencias más gratas que he sido partícipe en los últimos años. Todo se fraguó durante el pasado mes de Junio. Por causas del destino Paco Jimenez y Pepe Rodriguez -miembros fundadores del grupo No8do- participaron en el blog “Sevilla y mis cosas” -del amigo Alberto Acosta, con el fin de aclarar ciertos temas relativos a la biografia del grupo. Precisamente este año se cumplen 25 años de la grabación del disco “Sevilla íntima”, disco considerado una obra maestra del género y se pensó que era un momento idóneo, para unir de nuevo a los miembros del grupo y celebrar una mesa redonda, a modo de homenaje, donde se realizara un repaso a su trayectoria discográfica y pudiéramos deleitarnos de nuevo con sus voces en directo, voces que hacían muchos años que no se escuchaban al unísono.
Album "Sevilla íntima", considerado verdadera obra maestra en su género
 y apéndice del libro de José María de Mena "Tradiciones y leyendas sevillanas"
El proyecto fué tomando forma poco a poco, la Hdad. de la Lanzada oficío, por cierto magníficamente, de anfitriona y Javier Montiel de moderador del evento. La tarde-noche en cuestión, estaba metida en agua y no te invitaba a salir de casa, suerte, que uno es un “jartible” de esto y no podía permitirse el lujo de faltar a un acto de tal trascendencia. Hubo pocos asistentes, Acosta en su presentación, decía que se sentía un pelin desencantado por la escasa asistencia de público, aduciendo motivos climatológicos o quizá a la incomparecencia, a última hora por motivos profesionales, de mi admirado Paco Jiménez. La realidad es que no llegamos ni a cuarenta personas en el salón de actos.
Pensándolo bien y recapacitando con el paso de los días, creo firmemente que esa noche cerca de la “mancebía” estábamos los que teníamos que estar. Por designio divino, se creó la atmósfera justa y adecuada para que ese halo de misterio sevillano, se desbordara con esos versos y corrieran como la pólvora camino de la calle de la Feria, desde San Juan de la Palma a Correduría, con parada en cada convento sevillano. Todavía resuenan en mi interior los ecos de esa noche perfecta en San Martín, magnífico repaso a sus sevillanas en un ambiente intimista y único, que belleza y que rebosantes de sevillanía salimos de allí aquella noche... Antonio, Joaquín, Pepe, Manolo, Jesús... gracias por vuestro compromiso.

Espero que esto, que sólo acaba de comenzar, sólo sea el comienzo de un nuevo periodo, en que las sevillanas -como el Ave Fénix- resurjan de una vez por todas de sus cenizas y volvamos a vivir momentos mágicos como el del pasado miércoles.

Sería algo extraordinario, concebir algo similar y volver a reunir a grupos tan míticos como “Los de la Trocha”, “Los Doñana”, “Sal Marina”, “Gloria Bendita”... todo un sueño, que con un poco de voluntad por parte de todos, está al alcance de nuestras manos.

domingo, 9 de septiembre de 2012

LA LEYENDA DE RAFAÉ.

Cierto día, uno de esos días en hora temprana cuando la tranquilidad y el sosiego invaden la Capilla, cuando de verdad se puede contemplar la dulce cara de la Esperanza y el bello mirar del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, un abuelo con su nieto estaban de visita para ver el montaje de los pasos de la hermandad, cuando el niño de ojos azules, tan azules como el cielo de Triana, le preguntó al abuelo por el Romano. - Abuelo ¿Porqué el romano tiene esa mirada? ¿Qué le dice al Señor? Y el abuelo le contó la siguiente historia: "Mira Daniel, ese romano, se llama "Rafaé", porque aunque lo veas así vestido no era de Roma sino de la Cava de los Gitanos, el cual se apuntó a las legiones romanas, lo mismo que hoy puede haber gitanos en la Guardia Civil, y siempre estuvo en el paso acompañando al Señor. Hubo un tiempo en que fue detrás con las mujeres, pero como el Señor ya tiene bastante con cargar con esa cruz que tanto le pesa, decidió un día ponerse delante para indicarle, en la mágica y maravillosa Madruga de Sevilla, el camino que tiene que recorrer. Pero, además, va hablando con El, con su Señor de Triana, y le va contando de los trianeros que por un motivo u otro no están ese día cuando ellos van camino de Sevilla. Le dice "mira en ese balcón falta fulanito, en esa esquina no está ese hombre o esa mujer que siempre estaban esperándonos con su pareja y hoy están solos, aunque creo que no nos ven muy bien porque las lágrimas no los dejan...", y va uno a uno, explicándole todos los que hoy no están en el barrio sino en la Gloria de Dios Padre. Y ya, por la mañana al salir de la Catedral, contempla como al Señor le va cambiando poco a poco el semblante, como cuando se cruza con la Señora en correos, en el Postigo se le tiene que abrir el apetito con el olor de los "calentitos" que hacía Juana, casi igual que cuando llegan al puente, pero cuando entran en el Altozano... el romano Rafaé le dice: "Maestro, que ya estamos otra vez en Triana, pero ya no nos falta nadie, todo lo contrario, hay muchos trianeritos nuevos, como aquel que está en brazos de su madre con la túnica de la hermandad, o el que está en el cochecito.... y los que antes nos faltaban son esos ángeles que están revoloteando de alegría por ver como siempre Triana está con su hermandad, con su Cristo y su Esperanza..." Así que ya sabes, Daniel, quien es y como se llama ese romano que va a caballo delante del Señor, sirviéndole de cicerone en la madruga. Rafaé, un gitano de la Cava que se enroló en las legiones romanas, Y cuando abandonaron la Capilla, oí al chaval decirle: "Adiós, Rafaé, hasta otro día", y mirando al romano me pareció ver que le contestaba haciéndole un guiño de complicidad.
Texto:publicado en el Boletín de la Esperanza nº 80/2004.

sábado, 17 de marzo de 2012

Azahares de Sevilla

Todo Sevillano sabe lo que le espera de aquí a unos escasos 15 días, el reencuentro con su niñez, con su primer amor, con sus abuelos, con la esencia de su ser. 

Cuando florece el azahar en los naranjos de Sevilla, brota un signo externo, una reacción que ocurre dentro de nosotros los cofrades, cada vez que se acerca la luna de Nissan; nuestro renacer, que nos impulsa a ser felices desde el punto de vista de un niño, que nos evoca otros tiempos de juegos en la rampa del Salvador. 
                                      
La ciudad amanece con otro aire, en estos días cambia radicalmente de color, como cantaba Paco Palacios "El Pali" hace años: "Sevilla escogió el azul para el color de su cielo, la plata para su río, Giralda de caramelo y anda buscando un color y sigue sin encontrarlo para pintar al Gran Poder la noche del Viernes Santo..."

Nuestro corazón se abre cuál azahar del Cerro del Águila ante su Virgen de los Dolores o en el Barrio León al paso del Señor del Soberano Poder. Aromatiza nuestras vidas en una imposible mescolanza entre canela, nardo y naranjo, que perfuma la comitiva de Santa Marta a su salida, la cuál, es acompañada por el leve tañer de las campanas fúnebres de San Andrés.
Se nos eriza el vello al pensar simplemente en la Virgen de Montserrat a su paso por Molviedro a los sones de Margot, esa marcha que no deja indiferente a nadie. Nos estremecemos al paso del Nazareno del Silencio, de vuelta por Francos, que nos rememora como debió ser su paso agónico por las calles de Jerusalén y con la negra muerte del Cristo del Calvario que acaba de expirar en el Gólgota de La Magdalena. Gozamos con la presencia cercana de nuestras Esperanzas: Macarena y Triana, Triana y Macarena, tan cerca, pero tan lejos y en medio, siempre ese río que es un espejo.
Vibramos con una imposible chicotá proveniente de los Barrios: Orando en la Plaza de los Carros, Presentado a Sevilla en la Calzá, Cautivo en los Teatinos; Victorioso por la Plaza de España; Sentenciado por Feria; Muerto por San Bernardo; Sediento en Nervión; Humilde ante Caifás en el Barrio León; Flamenco sentado por San Jacinto; Caido en Pureza; Doblegado por la Cruz en Castilla; Burlado en Águilas; Lanceado en San Martín; Crucificado en Santa Catalina; Desamparado en el Cerro; Misericordioso en Santa Cruz….

Todo esto ocurre una vez al año en Sevilla, justo cuando florece el azahar.